¿Solo? No, mira bien.

¿Por qué en vez de quejarnos tanto no apreciamos lo que tenemos?
¿Por qué no nos conformamos?¿Por qué pedimos más?¿Tanto cuesta parase a mirar lo que nos rodea?
A veces sólo decimos que estamos solos, que somos unos incomprendidos, nos aislamos simplemente porque esa persona que nos gustaría que nos prestara sólo un poco más de atención no lo hace pero, ¿y las demás?¿Te has parado a pensar en las demás?
Rotundamente no. Esas personas a las que les quitas la sonrisa cuando te ven triste. Esas personas que están ahí para escucharte, para apoyarte, y para decirte que no estás solo, porque ellos está ahí, aunque tú no lo escuches. Esas personas que sin hacerse notar te ayudan cada vez que tienes un problema y muchas veces incluso consiguen ayudarte a resolverlo, o al menos consiguen animarte. Pero tú no te das cuenta.
Todas esas personas se merecen que tú les prestes un poco más de atención, al igual que tú también te mereces que esa persona se preocupa un poco más por ti.
Pero no debes dejar de lado a toda esa gente que te quiere. Y debes darte cuenta de que no estás solo. Porque donde menos te lo esperes encontrarás a esa mano amiga que cure cada una de tus heridas.

¡Vamos!

Vamos juntos a recitar esta vieja canción, que me inspira, y que me hace ilusionarme, soñar, pensar en lo que queda por vivir.
Vamos juntos a enamorarnos de la belleza de la naturaleza, y vamos a hacerla nuestra.
Vamos a quedarnos parados bajo la lluvia, hasta que estemos completamente mojados, y entonces podremos huir de ella.
Vamos a no darle importancia a los problemas, a no preocuparnos por el futuro. Vamos a vivir el presente.
Vamos por favor a reír, a luchar, a combatir la vida con fuerza y con coraje. Vamos a intentar buscar aquello llamado "felicidad".
Vamos a arrojar las lágrimas al mar, aquel lugar en el que nadie se dará cuenta de que un día estas caminaron satisfechas por nuestas mejillas.
Vamos a decirle adiós a las caras tristes, las cuales vamos a cambiar por la más grande y divertida de las sonrisas.
Vamos a ser quienes verdaderamente somos, sin que nadie consiga cambiarnos.
Vamos por dios a vivir, ¡Vamos!

Soy como soy.

Soy como soy y punto. Nadie ni nada me va a cmbiar. Con mis virtudes y mis defectos, soy así. Habrá cosas que no me gusten de mí, habrá veces que la cague sin querer, que cometa errores, que me obsesione, una y otra vez. Pero no puedo cambiarlo porque pertenece a mí. Y quien me quiera de verdad debe aceptarme tal y como soy, con mis más y menos, porque si prefiere cambiarme, es que realmente no me quiere a mí, si no a otra persona completamente distinta.
Soy como soy, como siempre he sido. Con mis manías, mis estupideces, y mi sacrificado intento de ser feliz. Con mis continuas locuras para animarme por fuera, pero quizás estar matándome por dentro, con mi eterna lucha de hacer feliz a todo el mundo, cuando quizás nadie intente hacerme feliz a mí.
Soy y siempre seré así, porque soy yo, nadie más, como siempre seré. Con mis risas, con mis llantos, con mis guerras, con mis derrotas y mis triunfos.
Soy así, y quien no me acepte, que busque otro mundo distinto. Porque una cosa tengo muy clara. Jamás cambiaríe por nadie, porque nadie tiene derecho a hacerte ser distinto.
Somos lo que somos, lo que desde siempre hemos sido, y dentro nuestro llevamos.
Somos lo que somos, y lo que seremos.
Soy lo que soy. Nada más. Nadie más.

El fin de un principio.

Alguien dijo que el fin del amor de los enamorados llega cuando estos dicen que se aman. Básicamente porque a partir de ese momento uno empieza a ser propiedad del otro.
Quizás ese alguien tenga razón, pero es que yo no puedo estar ni un segundo sin decirle que le amo, porque guardame los sentimientos no es lo mío.
¿Quiere eso decir que pronto llegará nuestro fin?
Pienso que aceptando los peros del otro se consigue hacer un amor fuerte, que merece sus libertades, pero también merece que la llama se mantenga encendida, y para eso hay que llenarlo haciendole ver al otro todo lo que siente nuestro corazón.
No quiero que nuestro amor se apague, o empieze a formar parte de nuestras rutinas.
No quiero que te acostumbres a mí, a nuestro día a día.
Quiero que cada día me recuerdes lo que soy para ti.
Quiero pelearme contigo y que eso haga que te quiera más.
Quiero reconciliarme contigo, y hacer que eso me haga echarte de menos más, mucho más.
Quiero que la llama arda, y que se prenda fuego en mi interior.
Básicamente, te quiero a ti, a nadie más. Y no quiero que eso cambie nunca.

Tú.

Me he enamorado de ti tanto que me da miedo. Miedo porque nunca había sentido algo igual, y si lo he sentido, no ha sido correspondido, y eso es lo que más miedo me da. Me da miedo que tú no sientas esto tan grande que siente mi corazón a cada latido. A cada paso que doy te veo, a cada lugar donde voy, tu recuerdo me persigue. Cada noche tú apareces como el más hermoso de los sueños. Inimaginable para mí. Perfecto para mí.
No sé cómo, pero ahí estás tú, siempre estás. Tú. Eres tú, lo sé.
Eres mío. Y no me importa lo que sientas. Mi corazón no entiende eso, él sólo entiende que una gran parte de él está ocupada por ti.
No necesita más para saber que eres suyo. Y me asusta eso. Me asusta que en un futuro esto pueda hacerme daño. Quizás demasiado.
Quizás no pueda soportarlo.
Tiene gracia, pero me siento un poco estúpida. Y no sé por qué, pero mis ojos lloran. Quizás te echen de menos. No lo sé.
No sé que pasará el día de mañana. Sólo sé lo mucho que te quiero. Sólo yo lo sé.

Recordar.

Qué bueno es recordar, los tiempos del ayer, de aquel pasado en el que fuimos tan felices. Aquella infancia, aquella niñez, esa época que siempre perdura en nosotros.
Aquellas viejas cartas de amor con esos versos de un amor joven, de un amor que aún permanece. Aquellas que guardamos en ese baúl lleno de pasado, lleno de recuerdos.
Aquellos momentos ya pasados que queremos revivir una y otra vez, sin dejar que se vaya la vida, la cuál nos arrancan de las manos poco a poco.
Qué bello es volver a sentir cada segundo de aquellos viejos tiempos. Que solo baste una imagen para que nos transportemos al pasado. Y entonces comprendemos la belleza de la vida, y también, lo corta que es, y lo rápido que pasa el tiempo, que casi lo gastamos sin sentir.
Momentos de ternura, de risa, o de tristeza reflejados paso a paso en imágenes como si juntas completaran una película.
La película de nuestra vida.
Una película, que de vez en cuando gusta ver de nuevo.

Abrazos.

Abrazos, esos que llenan nuestra alma, esos que no necesitan palabras para hacerte feliz. Esos que nos repiten el amor y la necesidad, esos que son más grandes cuánto más echas de menos a alguien. Esos que recargan nuestra energía, y nos hacen sentir vivos de nuevo. Esos que tienen sabor a fuerza, a mejorar.
Siente el pequeño abrazo del aire. Abraza el Sol, abraza tu camino.
Abraza fuerte a ese alguien que no verás en mucho tiempo.
Abraza su voz solo para escucharla otra vez.
Abraza frágilmente a ese alguien que quieres ver pronto, para que eche de menos tu abrazo.
Abraza a la vida, para que esta te devuelva el abrazo.
Abrázame, abrázame muy fuerte, no me sueltes, porque no quiero perderme. No quiero desvanecerme.