sábado, 3 de septiembre de 2011

Recordar.

Qué bueno es recordar, los tiempos del ayer, de aquel pasado en el que fuimos tan felices. Aquella infancia, aquella niñez, esa época que siempre perdura en nosotros.
Aquellas viejas cartas de amor con esos versos de un amor joven, de un amor que aún permanece. Aquellas que guardamos en ese baúl lleno de pasado, lleno de recuerdos.
Aquellos momentos ya pasados que queremos revivir una y otra vez, sin dejar que se vaya la vida, la cuál nos arrancan de las manos poco a poco.
Qué bello es volver a sentir cada segundo de aquellos viejos tiempos. Que solo baste una imagen para que nos transportemos al pasado. Y entonces comprendemos la belleza de la vida, y también, lo corta que es, y lo rápido que pasa el tiempo, que casi lo gastamos sin sentir.
Momentos de ternura, de risa, o de tristeza reflejados paso a paso en imágenes como si juntas completaran una película.
La película de nuestra vida.
Una película, que de vez en cuando gusta ver de nuevo.

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