lunes, 29 de agosto de 2011

Reflexiones.

Hoy es uno de esos días en los que no encuentras motivo alguno para sonreír. Es como si todo se alejara sin un por qué, y ni si quiera puedes detenerlo.
Te preguntas ¿Qué ha pasado? ¿Por qué tiene que acabar así?
Pero ya no es momento de lamentarse. No vale la pena ese mar de llanto, ni esas tardes encerrado en ti mismo, sin razón de ser, sin razón de existir.
¿Ahora qué?
Ahora es momento de recapacitar y darse cuenta de que nada de eso merece la pena.
Considero que las depresiones suceden porque las personas se abandonan, se dejan invadir por ese dolor que hace que no puedan salir de ese agujero en el que han entrado.
Y se pierden en el abismo de la tristeza.
Lo que debemos hacer es esquivar el dolor. Olvidar las penas y mirar hacía el nuevo día. Quizá este no sea como queríamos que fuera pero, ¿y qué?
Merece la pena vivir la vida, porque solo lo haremos una vez.
Como siempre digo, la vida son dos días, y el primero ya se fue. Así que aprovecha cada segundo, porque será la última vez.
Entonces...¿Es este motivo suficiente para sonreír?
Yo pienso que sí. Y vale la pena hacerlo.
Vive la vida, aprovecha cada instante, disfruta de la belleza de vivir. Y riéte.
Riéte de ti mismo, y de la estúpidez que cometiste derramando aquellas lágrimas cuando podías estar disfrutando, y aprendiendo a ser feliz.

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