viernes, 13 de mayo de 2011

Lágrimas.

Sabes que quiero llorar, sabes que necesito derramarlas.
Lágrimas, esas pequeñas gotas, que caen suaves y pequeñas como una lluvia que
se precipita, cual pleno invierno al empezar.



Lágrima, no puedo describir lo qué es una lágrima. Gota
brillante y resplandeciente, gota humilde y sencilla que cae por tu rostro
intentando no hacerse notar, y no tengo palabras para definir lo que siento,
cuando veo tus lágrimas caer, cuando veo tu dolor aparecer.


Lágrimas, gotas que empiezan a convertirse en lagos del
dolor, del dolor que va en aumento. Pueden producirse por muchas cosas, bien
por la pérdida de un amor, de una amistad, de un familiar. Bien por problemas
sin solución, por problemas, que te hieren, que te arrancan la felicidad poco a
poco y te la roban de las manos. Como un adulto que le arrebata un caramelo a
un niño feliz.


Lágrimas, lagos de emoción, lagos también pueden ser de
alegría, de ver a una persona que hace tiempo que no ves, de encontrar  algo preciado que se te perdió en este
laberinto llamado vida.


Lágrimas, lagos de rabia, de rabia que necesitas sacar al
exterior de alguna forma. Lagos de desahogo. A veces, las personas necesitamos
sacar todo ese dolor, toda esa rabia, esa angustia, o esa misma emoción,
necesitamos desahogarnos. A veces hay cosas que pueden con nosotros, que acaban
con nuestra fuerza, y entonces ellas aparecen.


Lágrimas, insignificante agua de lluvia que puede expresar
tantos sentimientos del ser humano, tantas emociones. Ilusiones, desilusiones,
alegrías, penas.


Lágrimas, vida llena en nuestras gotas, vida que acaba y
empieza en ellas. Lágrimas, tus lágrimas, mis lágrimas, tu dolor, mi dolor,
nuestro dolor.

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